Los trastornos por ansiedad repercuten en la
actividad psicosocial del individuo limitando su libertad personal. En el
trastorno de angustia si no se realiza un diagnóstico precoz y un tratamiento
adecuado, el paciente puede acabar desarrollando un cuadro de agorafobia
(crisis de angustia, ansiedad anticipatoria o miedo a padecer nuevas crisis, conductas de evitación-agorafobia). Algunos pacientes presentan crisis o
subcrisis durante años, siendo posible que se mantengan en un estado de
ansiedad flotante que puede llevar al diagnóstico erróneo de ansiedad
generalizada. Por último, si se hacen crónicos pueden aparecer estados de
hipocondría y/o desmoralización, depresión, suicidio y abuso de tranquilizantes
o alcohol. Los enfermos con ansiedad generalizada pueden alcanzar una fase
crónica en la que persiste la sintomatología de forma atenuada, junto con
tristeza, apatía, desinterés, etc., que expresan el agotamiento y rendición del
individuo.Los pacientes con trastornos por estrés tienen un mayor riesgo de
desarrollar otros trastornos por ansiedad, trastornos del estado de ánimo
(depresión) o abuso de sustancias psicoactivas.
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