Los trastornos por ansiedad si se diagnostican
correctamente y se tratan de una forma apropiada pueden controlarse y en
algunos casos, resolverse de forma definitiva. De todos modos, la respuesta al
tratamiento y la evolución depende del tipo de trastorno y del control de los
factores de riesgo. Así, las formas agudas de ansiedad, incluyendo el trastorno
por angustia, pueden tener una evolución excelente, mientras que el trastorno
obsesivo compulsivo y el trastorno por estrés postraumático son más difíciles
de tratar y, a menudo, requieren una terapia más prolongada.
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